sábado, enero 19, 2008

Una de moluscos por favor!

Hola a todos! Llevo proponiéndome bastante tiempo escribir en este blog por cosas muy diversas desde diciembre y así llego a mediados de enero sin haber escrito.

Cómo fueron las Navidades? Pues muy bien. Primero estuvimos Antonio y yo en Madrid unos días, del 21 al 27 que pasaron volando y luego en Italia, del 27 al 2.

En Madrid muy bien la verdad. Como eran Navidades nos pasamos la mitad del tiempo de compras de regalos y en familia. Fueron las primeras Navidades sin mi padre pero lo llevé bastante bien porque durante todo el tiempo lo estuve sintiendo conmigo así que no se me hizo tan duro. Lo que sí llevo mal es ir al cementerio porque estar allí frente a una tumba sí te da la sensación de muerte total, como que no hay nada más. Y yo siento que mi padre está vivo, sólo que de otra manera, en otro sitio.

Con mi familia genial, me encanta mi madre, de verdad, es genial. Nos tomamos muchos cafés a todas horas charlando. Mis sobrinas ideales, Diana cada día más guapa, y Alicia qué os voy a decir, si soy su madrina! También vi a mis primas, a mi tío... tuve una cena de amigos estupendísima... muy bien.



La nota curiosa de Madrid fue cuando visité al dermatólogo con motivo de unas bolitas de grasa que tenía en la cara. Al final no eran bolitas de grasa sino moluscos. Qué?? si, si, Moluscos. Son como unos virus. La bola no es grasa sino el virus. Pues nada, que la doctora agarró pinza en mano y uno a uno me fue arrancando los 37 moluscos. 37 nada menos, porque se me habían ido extendiendo por la cara. El puntazo es cuando me dice: Te dejo la cara al aire o te la vendo? acto seguido a mi cara de estupor me pasa el espejito y me veo la cara con 37 boquetes sangrantes. Qué impresión madre mía. La camiseta manchada de sangre... vamos, un poema.

Salgo de consulta y os imagináis el super careto de todo el mundo al ver una chica con chorros de sangre por la cara. Seguro que más de uno tuvo la tentación de salir corriendo no le fuera a pasar lo mismo. Antonio me llevó directo al baño y me limpió y a mí me entro una llantera de kilo. Asi que me perdí la cena con mis queridos becarios porque la verdad, sólo quería encerrarme en casa y que nadie me viera.

Ahora tengo la cara estupendísima y viéndolo con perspectiva fue lo mejor que pudo pasarme porque fue coger unas pinzas quitármelo todo y problema resuelto. Pero vamos, la próxima vez me cojo un tapper y hago una paella estupenda de mariscos con 37 moluscos :P


Después de eso fuimos a Italia, al día siguiente justamente. Y mi mayor preocupación fue explicarle a todo el mundo por qué tenía la cara como un colador pero a parte de eso muy bien. En Italia fue totalmente familiar, mucho estar en casita en familia. A la ´nonna´ le demostré que había aprendido mi primera frase en calabrés y a todo el mundo le hizo muchísima gracia. La verdad es que lo pasamos muy tranquilito y muy bien y además me leí un libro estupendo, ´Los hijos de la luz´de César Vidal.

Allí pasamos Nochevieja, que no he visto más platos de comida en la vida. Anna y Raffaella (madre y hermana de Antonio) estuvieron planeando mucho qué poner de cena, que en Italia la comida es asunto capital y hubo tantos platos que uno no sabía qué o cuánto comer... todo estuvo muy rico y por primera vez comí lentejas el 31, que en Italia es tradición.


También conservé las las tradiciones españolas. Salvatore, padre de Antonio, el pobre nos estuvo llevando a varias fruterías para encontrar las uvas, que claro, en Italia no se estila y haciendo alardes tecnológicos, Antonio y yo nos comimos las uvas al son de las campanadas de la puerta del Sol. Sí, señor. Echamos mano del portátil, del Skype y del móvil de mi madre que nos salvó del paso con lo de - cuidado!! que son los cuartos!! ahora ahora!!- y a pesar de que a Antonio le cogió un ataque de risa (casi lo mato) nos comimos todas las uvas con el ruido de fondo de los petardos y fuegos artificiales que sonaban por todo Catanzaro.
Nada más salir de la habitación, champán y más comida, la tarta, porque el 1 es el cumpleaños de Salvatore.

Y ya nada, un día más y de vuelta a Dublín.

El primer día de trabajo fue simplemente espantoso. Nos levantamos y una rasca.... nevando, y un viento que tiraba, brutal de verdad. Y de esto que llegas a la oficina, abres el potátil y lo enciendes miras a un lado y a otro, no hay ni dios en la ofi, sobre todo no está Blanca, que somos Pin y Pon, y unas ganas de cerrar el chiringo y volverme a casa que no veas. Pero ahora que ya han pasado unos días estoy totalmente bien y acostumbrada de nuevo.

Y aquí viene el otro gran hit del último mes... el moho. Sí señor el moho. Y es que las dos grandes mini desgracias del último mes empiezan con "mo". El molusco y el moho.
Nada, que llega el fin de semana y toca la mega limpieza de la habitación después de las vacaciones. Y qué me encuentro? moho por todas las ventanas. La pared... mis zapatos!! pero tremendo, hasta unos zapatos dentro de una bolsa tenían moho!! Aquí tenéis la prueba. Agarra amoniaco y dale. Dale don Dale. Cuando lo vi casi me da algo pero ahora la verdad es que me hace mucha gracia. He empapelado todas los ventanas de plástico para que no vuelva a pasar, pero vamos, entre los caracoles trepando por la ventana de nuestro sexto piso en pleno agosto y el moho en todos mis zapatos creo que la humedad me tiene asustada.... no me extraña que me coja tanta chest infection. Yo acostumbrada al secano de Madrid....



Y bueno, ya os he contado los highlights del último mes. Solo me queda decir que el finde pasado que estuve en Madrid me lo pasé espectacularmente bien con mis amigos. Ana, Lauri, Mario, Pamela, César... muy muy muy bien. Tenía la sensación de que realmente vivía en Madrid y que era Antonio el que iba a volver de viaje al día siguiente. Además como estuve trabajando en la oficina de Madrid pude estar un rato con Vane, Paloma e Isa y me hizo tanta ilusión verlas...

Así que nada, muy bien todo. Ahora os dejo que Antonio va a jugar al Silent Hill en la PSP y no me lo quiero perder, me encanta ese juego!

Besos abrazos y achuchones